El
término pensamiento.
El
término incluye cualquier actividad mental que implique una manipulación
interna de la información. Esto supone que los elementos implicados en el
pensamiento son objetos mentales, constituidos por símbolos y representaciones
de la realidad y no objetos físicos. Por tanto, en el origen del pensamiento
está la capacidad simbólica de la mente humana mediante la cual somos capaces
de construir representaciones de la realidad que posteriormente manipulamos con
diferentes propósitos y que nos permiten resolver un problema, extraer una
conclusión o tomar una decisión. Aunque el pensamiento puede ser concreto,
cuando está ligado a la presencia física de los objetos, o abstracto cuando se
realiza sin ningún soporte físico, a partir por ejemplo de proposiciones
verbales o de imágenes, en cualquier caso implica siempre un componente básico
de abstracción.
El
término metacognición o metaconocimiento.
Se
refiere al “conocimiento del conocimiento”; es decir, por metacognición
entendemos el conocimiento que uno tiene del proceso y resultado de su propia
actividad mental. Como diversos estudiosos e investigadores han resaltado, el
concepto de metacognición es un concepto que implica dos componentes claramente
diferenciados, aunque relacionados. Por una parte, está el conocimiento que los
sujetos tienen de sí mismos, sobre sus capacidades mentales en la realización
de diversas tareas, así como de su actuación durante la resolución concreta de
las mismas; sin embargo, este componente no agota el significado de la
metacognición, ya que debemos incluir también el control que la persona tiene
de sus propios procesos de conocimiento. Es decir, además del “saber sobre el
conocimiento”, tenemos un segundo tipo de metaconocimiento, más activo y
“procedimental”, que podemos llamar “regulación y control del conocimiento”.
La
metacognición es una noción que destaca la naturaleza reflexiva del sistema
cognitivo humano al proponerse el estudio de cómo la mente actúa sobre sí misma
y como las habilidades metacognitivas de las personas les permiten conocer y
controlar sus procesos de conocimiento. De esta manera, el estudio de los
procesos metacognitivos permitirá analizar cualquier proceso de la mente. Sin
embargo, si existe un proceso cognitivo que haya sido especialmente estudiado
desde una perspectiva metacognitiva éste es el de la memoria, constituyendo un
campo de estudio llamado metamemoria. La metamemoria consiste, por tanto, en el
estudio del conocimiento que las personas tienen de sus procesos de memoria,
así como de la autorregulación de los mismos.
Abordando
el segundo significado de la metacognición, los procesos de regulación
implicados en la resolución de las tareas cognitivas, cabe distinguir tres
tipos diferentes de actividades: de planificación, de control y de revisión.
Las actividades de planificación se realizan antes de iniciar la tarea y
suponen una evaluación de la misma por parte del individuo, así como el
establecimiento de una estrategia de acción que le permita resolverla adecuadamente.
Durante la tarea el individuo necesita controlar su desarrollo, administrando
adecuadamente sus recursos cognitivos y supervisando la correcta consecución de
los objetivos o metas intermedias. Una última actividad metacognitiva de gran
importancia es la revisión final del desarrollo de la tarea, aplicando las
necesarias correcciones que permitan una mejora del resultado final.
Estos
tres tipos de actividades de regulación metacognitiva, que se ponen de
manifiesto especialmente en las conductas de aprendizaje y solución de
problemas complejos, típicos de los entornos escolares y académicos, suelen ser
bastante tardías evolutivamente hablando, aunque dependen más de la
familiaridad de las mismas, y del conocimiento y dominio de la tarea por parte
del aprendiz, que de la edad en sentido estricto.
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