Ponga atención a las variables de tipo didáctico y
pedagógico puesto que son las que más incidencia tienen sobre la atención y que
son reflejo de los procesos de enseñanza que se utilizan dentro del aula.
Por ello, para que estas variables incidan de forma
positiva sobre la atención deben cumplirse principios pedagógicos como los que
a continuación se exponen:
• Dar premios inesperados por un trabajo bien hecho,
sobre todo en alumnos con baja motivación.
• El profesor puede escribir frases de refuerzo y halago
en el cuaderno como recompensa a una tarea bien hecha.
• Normalmente en niños introvertidos es más eficaz el
elogio positivo mientras que para extrovertidos también pueden resultar eficaz
los negativos, siempre en su contexto y según las circunstancias.
• El profesor debe potenciar y reforzar siempre las
iniciativas del alumno.
• Las amenazas y las descalificaciones permanentes, la
actitud nerviosa del profesor y una actitud sarcástica siempre serán negativas
para el trato y control personal de los alumnos.
• Partir del respecto y aceptación del carácter del niño
y de sus potenciales reales de aprendizaje. Proponer tareas de éxito así como
llevar una evaluación formativa, en fead-back y no penalizadora.
• Mantener una relación personal y afectiva con el niño.
Relación comprensiva y empática.
• Confiar en cada uno de nuestros alumnos, evitar
prejuicios, etiquetas y estereotipos y no caer en la desesperanza ante el
progreso escolar insuficiente.
• Mantener un grado adecuado de expectativa respecto a
las posibilidades del niño, tanto en el campo escolar como en el personal y
social.
• Confiar en el propio método de trabajo y en los
procedimientos de trabajo que se siguen.
• Afirmar los sentimientos de seguridad del alumno
instruyéndole a refrenar e inhibir las autopercepciones negativas.
• Cuidar y potenciar el grado de relación, comunicación y
participación grupal y social.
• Ser plenamente coherentes y objetivos en las relaciones
e interacciones con el grupo (sanciones, premios, relaciones personales…).
• El ambiente de clase ha de ser siempre agradable:
decoración, ambientación…
• El exponer
públicamente los trabajos o que sean los propios alumnos quienes lo hagan puede
ser motivante.
• El ayudar y
trabajar con alumnos mas lentos puede ser un refuerzo y una motivación tanto para
el que ayuda como para el que la recibe. Los cambios regulares de sitio de los
alumnos puede prevenir la aparición de conductas disruptivas.
• El disponer en
el aula de material de uso común así como de lugares (talleres) favorece la cooperación
entre el grupo.
• El repartir responsabilidades entre el grupo (repartir
libros, borrar la pizarra, ir a recados del profesor…) mejora la disciplina de
la clase.
• El profesor ha
de comunicar siempre confianza, seguridad y optimismo al grupo; debe saber y
querer escucharles. Debe evitar favoritismos y actitudes arbitrarias.
• Debe buscar y
propiciar los contactos individuales con el alumno, aunque sean entrevistas y diálogos
informales, debe preocuparse no sólo por los temas escolares sino también por
las preocupaciones personales. El alumno debe tener confianza con el profesor
como para poder de forma espontánea contarle sus inquietudes y preocupaciones.
• Habrá que tender
hacia el trabajo cooperativo mediante las tareas en grupo: grupos heterogéneos
que reflejen el universo de la clase, de 4-5 miembros, estables aunque no definitivos,
variando el tipo y modalidad de agrupaciones según objetivos y tareas.
• El profesor como
líder del grupo formal debe consolidarlo mediante el prestigio que vaya adquiriendo
día a día.
• El perfil del
buen profesor sería: mantener buen autocontrol personal, ser equitativo y sin favoritismos,
no imponer castigos extremos, explicar y ayudar, ser jovial, amigable, paciente
y comprensivo, con buen sentido del humor, que se interesa por sus alumnos,
etc.
• El profesor
tenderá a ser líder "democrático": promoverá el saber y el conocer,
crear responsabilidades, enseñar a tomar decisiones, escuchar al grupo,
fomentar el espíritu crítico…
En concusión, las actitudes básicas del profesor de cara a eliminar y evitar expectativas negativas son:
- Disfrutar
enseñando. Será optimista y debe gustarle el contacto con sus alumnos.
- Su responsabilidad es enseñar en sentido amplio, por
tanto debe cuidar cada interacción, debe cuidar cada situación de aprendizaje:
recreos, pasillos…
- Deberá ser
siempre optimista y no desmoralizarse ante ciertos fallos o errores o algún traspié.
- Debe creer en
sus alumnos, en que todos alcanzarán los objetivos y en que todos tienen metas
personales y posibilidades de progreso.
- Debe considerar a cada alumno como una
individualidad propia y no como un sujeto más y pasivo de un grupo.
- Evitar
etiquetajes y estereotipos, pensar más en los aspectos positivos que en los negativos.
- Debe tener fe
en las posibilidades de todos sus alumnos.
- Propiciar
tareas de éxito a todos los alumnos.
- Evitar
descalificaciones sistemáticas o en público.
- Evitar
comparaciones, ni implícitas ni explícitas.
- Evaluación no
penalizadora sino dentro del proceso de enseñanza aprendizaje.
- Actitudes y
conductas coherentes y objetivos no dependientes del momento ni del estado de
ánimo.
- Actitud serena,
coherente, flexible, objetiva y comprensiva aunque no consentidora.
- Comprometer a
los alumnos en el establecimiento de los fines y objetivos a lograr, así se
sentirán más responsables y su rendimiento será mayor.
- Proporcionar
feed-back positivo y reforzador de forma que se evite el temor, la ansiedad y
la inseguridad.
- Tender a que
los niños tengan la mayor autonomía posible en el trabajo pues así adquieren
más confianza. El profesor para ello debe estimular y facilitar el trabajo de sus
alumnos mediante aprendizaje constructivo, activo y por descubrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario