Según Pérez-Rosas Cáceres, el
papel del profesor en la promoción del aprendizaje significativo en los
estudiantes, no es suficiente que actúe como transmisor de conocimientos o
facilitador del aprendizaje, sino que tiene que mediar, orientar, monitorear y
guiar la actividad constructiva de sus alumnos, brindándoles las estrategias y
tácticas adecuadas y pertinentes a su nivel de competencia.
“Si
pretendemos que los alumnos usen la materia gris de manera sofisticada y
creativa también, que logren procesar rápidamente la información y estén
dispuestos a pensar de verdad y abrir sus mentes, se requiere de la mediación
de los profesores y padres de familia, a través de una metodología interactiva
que facilite el aprendizaje significativo. Los aprendices tienen a los
mediadores en la tarea de aprender más y mejor, lograr un aprendizaje
significativo y aprender a aprender.” (Pérez-Rosas, 2005:4)
El
profesor instruccional se caracteriza por impartir mucha instrucción,
verbalizar demasiado, brindar excesiva información, transmitir sólo
conocimientos, centra el aprendizaje sólo en el producto o resultado y descuida
orientar el aprendizaje a procesos. No toma conciencia de la necesidad de
formarse como estratega en el aprendizaje estratégico y de ser un mediador y
promotor de la cultura de aprendizaje en su vida, como profesional de la
educación. Es un docente que no desarrolla capacidades, aptitudes y destrezas
intelectuales en sus alumnos; no enseña a pensar y no forma un pensamiento
estratégico y sistémico en los aprendices.
El
profesor estratégico que promueve el aprendizaje significativo en el aula, es
un mediador consciente de que hay que hacer todo sumamente explícito y que debe
provocar el conflicto cognitivo, sin dar mucho instrucción, ni verbalizar
demasiado. Es un docente que estimula de manera intencional el aprendizaje
deductivo a través de procedimientos estratégicos y obtiene en sus alumnos un
conocimiento declarativo, procedimental y condicional. Selecciona y organiza la
información y los procedimientos para enseñar y para aprender en función del
conocimiento de los alumnos.
Es
consciente de que tiene que cambiar sus esquemas cognitivos, que debe ir en
busca de los conocimientos previos y que las tareas deben ser de nivel alto
para enseñar a pensar y provocar desafíos en los aprendices. Es consciente que
debe dar poca instrucción pero mucha metacognición para el desarrollo de
habilidades de pensamiento en los alumnos. Se siente referente, modelo, ejemplo
y utiliza la conducta metacognitiva en su actuación como monitor y director del
aprendizaje de los alumnos. Sustenta dicha actuación en la negociación de
significados, y provee de pautas, guías y ejemplos para provocar la reflexión.
El
profesor estratégico rescata los conocimientos previos de los alumnos; enseña a
tomar decisiones respecto a modos de aprender y los procedimientos estratégicos
a usar; enseña a reconocer el contexto o las condiciones en que se presentan
las tareas. Está preocupado por el proceso de aprendizaje, por una estructura
de clase que enseñe a aprender y a pensar y no meramente por el producto o
resultado.
El
profesor que aplica la metacognición en el aula, se constituye en el mediador,
el puente entre la estructura conceptual asociada a la destreza y la estructura
cognoscitiva del sujeto que aprende. Es el experto que posee un pensamiento
estratégico para enseñar a pensar a través de estrategias de aprendizaje y no
meras instrucciones. Está convencido de que lo que se tiene que transferir y
estimular es el aprendizaje de destrezas, con las cuales se promueven nuevos
aprendizajes, son los procesos mentales y que lo medular es que los estudiantes
entiendan el proceso de un estudio bien hecho, que los llevará al desarrollo
del pensamiento y a un aprendizaje científico.
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