jueves, 22 de noviembre de 2012

Las dificultades de evaluar una acción estratégica



Carlos Monereo y otros citado por Carla Gomez en http://www.ciberdocencia.gob.pe/index.php?id=1181&a=articulo_completo Cualquier actividad cognitiva, incluida la aplicación de estrategias de aprendizaje, no puede observarse directamente, sino a través de vehículos indirectos como el lenguaje (explicar lo que se ha pensado) o la conducta externa (acciones que dan cuenta de decisiones internas), y tal parece que, tanto la palabra como la conducta no son medios neutros a través de los cuales emergen los procesos mentales en la forma en que realmente se producen. Sobre lo que estamos pensando y lo que realmente ocurre en nuestro inconsciente.

Decimos que los contenidos que fueron aprendidos con un mayor control consciente por parte del alumno, son el conjunto de conocimientos que de manera más fiable podrán informarnos sobre el nivel o potencial estratégico de un estudiante. Pero concretamente ¿Cuáles son los conocimientos que debe poseer un alumno estratégico? 

Si  analizamos en detalle la naturaleza de las estrategias de aprendizaje, estaremos de acuerdo con Beltrán (1993), en que su correcta utilización implica “saber lo que hay que hacer para aprender, saberlo hacer y controlarlo mientras se hace. De tal forma que cualquier actuación destinada a evaluar el uso estratégico de procedimientos en el aula debería proporcionar información sobre:

-El conocimiento conceptual o declarativo, es lo que el alumno tiene sobre qué son las estrategias de aprendizaje, para qué sirven, qué tipos de estrategias existen, qué pasos hay que realizar para ponerlas en práctica. etc. (lo que hay que hacer)

-El conocimiento procedimental, conlleva a que el alumno ponga en práctica el conocimiento declarativo descrito anteriormente (saberlo hacer)

-El conocimiento estratégico o condicional, indica en qué situaciones es adecuado emplear cada procedimiento, de qué forma debe utilizarse, nos da la idea de la bondad de dicha utilización, (controlarlo mientras lo hace)

En todos los ámbitos de nuestro conocimiento, tanto académico como cotidiano la importancia que adquieren los hechos y los conceptos es innegable (Pozo, 1992). Es así que en el punto que tratamos, las estrategias de aprendizaje, sucede lo mismo pues los conceptos relativos a la utilización estratégica de procedimientos para aprender (el conocimiento declarativo acerca de las estrategias) adquieren una gran relevancia.

Así, el objetivo del aprendizaje de los conceptos y principios de las estrategias implica convencer al alumno de la necesidad de prestar atención a cómo se estudia, cómo se aprende, de modo que, ante cualquier tarea de aprendizaje, sea consciente de que puede actuar más o menos estratégicamente.

Como sucede en la evaluación de la adquisición de cualquier contenido declarativo, el caso de las estrategias de aprendizaje nuestro interés no debe limitarse únicamente a comprobar la capacidad del alumno para reproducir literalmente la definición de los conceptos que forman parte de dicho contenido (qué significa ser estratégico, qué es planificar, qué quiere decir ajustarse a las demandas de la tarea etc.). Si no más bien a constatar hasta qué punto se han comprendido esos conceptos y principios y en qué medida se conectan o relacionan con lo que uno ya sabe de cómo se aprende.
Con la intención de acercarnos a la idea del aprendizaje significativo de los conceptos, en líneas generales el educador interesado en plantear actividades educativas que tengan por objetivo dicha valoración debe considerar los siguientes aspectos:

La utilización de cuestionarios con preguntas relativas a aspectos declarativos concretos de las estrategias de aprendizaje.

Dichas preguntas, si son abiertas, deben evitar solicitar directamente al alumno la definición de los conceptos que conoce no puede ser un buen indicador del nivel de comprensión de éstos. En esta línea, quizá la solución más adecuada sea lo que se ha denominado el “reconocimiento de la definición, que suele llevarse a la práctica mediante los conocidos tests de elección múltiple.

Otro recurso válido para evaluar la adquisición del conocimiento conceptual con relación a las estrategias de aprendizaje es la exposición temática. A partir de preguntas cortas debidamente relacionadas, sobre la idea de un tema general, una composición o exposición organizada oral o escrita. En la misma línea, la utilización de mapas conceptuales o esquema de síntesis resulta igualmente aconsejable, debido a las exigencias de selección y jerarquización del contenido declarativo que el uso de estos procedimientos conlleva.

Una entrevista individual o grupal que tenga por objetivo recoger información acerca de las explicaciones y justificaciones que los alumnos elaboran con relación a las estrategias de aprendizaje, puede resultar de interés.

Finalmente, la utilización de propuestas previamente elaboradas, destinadas a valorar la profundidad del conocimiento declarativo adquirido. Taxonomía de Biggs y Collis(1982), la taxonomía de objetivos educacionales de Bloon y colaboradores (1956) o las categorías de aprendizaje establecidas por Saijo(1979).

El educador interesado en evaluar el conocimiento procedimental de las estrategias de aprendizaje, deberá centrar su interés en recoger información que le indique hasta que punto el alumno es capaz de poner en práctica las acciones o secuencias (los pasos) que configuran cada procedimiento, si las utiliza en el orden correcto sin dejarse ninguna y si dicha utilización conlleva una cierta automatización, que permite dedicar más atención a la toma de decisiones que caracteriza al uso estratégico.

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