sábado, 1 de diciembre de 2012

Ser mediador de los aprendizajes


Según Huerta, Pérez y Carrillo: El maestro es alguien que tiene un conjunto de conocimientos resultantes de su formación académica, de su experiencia docente y profesional, y de su persona; conocimientos que pone en juego para desarrollar el aprendizaje de los estudiantes.

Entonces, el maestro está involucrado en el aprendizaje de los estudiantes a partir de lo que sabe, pero también desde la forma en que expresa dichos saberes. A la vez que media, también es un modelo que trasmite actitudes y valores, los cuales tienen que ser coherentes con la concepción amplia de enseñanza aprendizaje que se tenga y se lleve a la práctica.

Ser mediador entre el estudiante y el conocimiento que se asocia a la destreza con criterio de desempeño exige del maestro, además de conocimientos disciplinares, conocer también la forma en que aprenden los estudiantes. Por tanto, un mediador “Es la persona que ayuda al aprendiz a reconocer todos los rasgos significativos del objeto que se aprende. El docente elimina todo lo azaroso que un aprendizaje pudiera tener y es un experto en el reconocimiento de la cognición del aprendiz, reconoce cualquier momento cognoscitivo y de esa manera puede ayudarlo a clarificar
y desmenuzar los factores y los mecanismos que convergen en el hecho social” (Hernández, 2001).

Para cumplir con su función mediadora el docente tiene varias opciones. Puede optar por brindar mayor apoyo a los estudiantes que llevan cierto ritmo y experiencias significativas, o puede tener mayor participación con aquellos que requieren más que un simple reconocimiento.

Así, resulta que la función de mediador es más bien flexible. Implica que, sin descuidar su responsabilidad en el aprendizaje, el docente puede asumir una gama de roles, desde el permisivo hasta uno más determinante, dependiendo del grado de participación y compromiso de los estudiantes. Tiene que identificar a aquéllos estudiantes que trabajan casi solos (individualmente o en equipo) y fomentar en ellos esa actitud; en cambio, aquéllos que requieren el impulso del maestro, tendrán que ser dirigidos con mayor dirección.

La función del docente mediador tampoco es nueva. Algunos de sus rasgos ya se desarrollan en las actividades regulares que desempeñan actualmente. El docente puede realizar su mediación en forma individual, con breves exposiciones, o mediante la coordinación y retroalimentación en grupos reducidos, medianos o numerosos. Lo puede hacer en un pequeño grupo como si fuera un profesor tutor; o en grupos medianos y numerosos, al subdividirlos en equipos para atenderlos como un profesor flotante, que reparte tareas entre equipos y vigila la realización de las mismas.

Si bien el maestro ayuda al estudiante en su proceso de aprendizaje, no realiza esta actividad de manera espontánea; la planea mediante una serie de pasos predeterminados (estrategias) en donde él es el responsable inmediato de lo que se establece. Con su participación mediadora determina el tipo de actividades estratégicas a implementar.

En estos términos, el profesor como mediador tiene varias responsabilidades. Además de ser un experto en la asignatura que imparte, debe al mismo tiempo conocer los elementos de la planeación didáctica y el nivel de desempeño cognoscitivo de sus estudiantes.

Es decir, el maestro debe ser consciente de su participación mediadora y de la gran responsabilidad que tiene en el aprendizaje escolar de sus estudiantes. Lo anterior, no implica suponer que todo el aprendizaje de los estudiantes es responsabilidad del maestro; por ello se establece la tríada en la enseñanza: maestro, estudiante y conocimiento, figura ya reconocida desde la propuesta pedagógica didáctica de Comenio. A esta triada hay que agregar, según Ausubel los materiales y el contexto.

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