Según Huerta, Pérez y
Carrillo: El maestro es alguien que tiene un conjunto de conocimientos
resultantes de su formación académica, de su experiencia docente y profesional,
y de su persona; conocimientos que pone en juego para desarrollar el
aprendizaje de los estudiantes.
Entonces, el maestro
está involucrado en el aprendizaje de los estudiantes a partir de lo que sabe,
pero también desde la forma en que expresa dichos saberes. A la vez que media, también
es un modelo que trasmite actitudes y valores, los cuales tienen que ser
coherentes con la concepción amplia de enseñanza aprendizaje que se tenga y se
lleve a la práctica.
Ser mediador entre el
estudiante y el conocimiento que se asocia a la destreza con criterio de
desempeño exige del maestro, además de conocimientos disciplinares, conocer
también la forma en que aprenden los estudiantes. Por tanto, un mediador “Es la
persona que ayuda al aprendiz a reconocer todos los rasgos significativos del
objeto que se aprende. El docente elimina todo lo azaroso que un aprendizaje
pudiera tener y es un experto en el reconocimiento de la cognición del
aprendiz, reconoce cualquier momento cognoscitivo y de esa manera puede ayudarlo
a clarificar
y desmenuzar los
factores y los mecanismos que convergen en el hecho social” (Hernández, 2001).
Para cumplir con su
función mediadora el docente tiene varias opciones. Puede optar por brindar
mayor apoyo a los estudiantes que llevan cierto ritmo y experiencias significativas,
o puede tener mayor participación con aquellos que requieren más que un simple reconocimiento.
Así, resulta que la
función de mediador es más bien flexible. Implica que, sin descuidar su
responsabilidad en el aprendizaje, el docente puede asumir una gama de roles,
desde el permisivo hasta uno más determinante, dependiendo del grado de
participación y compromiso de los estudiantes. Tiene que identificar a aquéllos
estudiantes que trabajan casi solos (individualmente o en equipo) y fomentar en
ellos esa actitud; en cambio, aquéllos que requieren el impulso del maestro,
tendrán que ser dirigidos con mayor dirección.
La función del
docente mediador tampoco es nueva. Algunos de sus rasgos ya se desarrollan en
las actividades regulares que desempeñan actualmente. El docente puede realizar
su mediación en forma individual, con breves exposiciones, o mediante la
coordinación y retroalimentación en grupos reducidos, medianos o numerosos. Lo
puede hacer en un pequeño grupo como si fuera un profesor tutor; o en grupos medianos
y numerosos, al subdividirlos en equipos para atenderlos como un profesor
flotante, que reparte tareas entre equipos y vigila la realización de las
mismas.
Si bien el maestro
ayuda al estudiante en su proceso de aprendizaje, no realiza esta actividad de
manera espontánea; la planea mediante una serie de pasos predeterminados
(estrategias) en donde él es el responsable inmediato de lo que se establece.
Con su participación mediadora determina el tipo de actividades estratégicas a
implementar.
En estos términos, el
profesor como mediador tiene varias responsabilidades. Además de ser un experto
en la asignatura que imparte, debe al mismo tiempo conocer los elementos de la
planeación didáctica y el nivel de desempeño cognoscitivo de sus estudiantes.
Es decir, el maestro debe
ser consciente de su participación mediadora y de la gran responsabilidad que
tiene en el aprendizaje escolar de sus estudiantes. Lo anterior, no implica
suponer que todo el aprendizaje de los estudiantes es responsabilidad del maestro;
por ello se establece la tríada en la enseñanza: maestro, estudiante y
conocimiento, figura ya reconocida desde la propuesta pedagógica didáctica de Comenio.
A esta triada hay que agregar, según Ausubel los materiales y el contexto.
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