Según doña Inés
Friss de Kereki, una primera aproximación a la definición de entorno de
aprendizaje es indicar qué debería contener los elementos con los cuales el estudiante
construye sus modelos mentales, o sea dar las condiciones por las cuales
cualquier alumno, más o menos normal, estaría en disposición de aprender por sí
mismo. Ese entorno debe ser eficiente (que le permita asimilar esos conceptos y
no se creen modelos falsos) y efectivo (esto es que facilite los modelos
correctos, adecuados). Asimismo debería fomentar la interactividad (no como en
la clase que preguntan sólo porque no entienden, son preguntas muy inmediatas
pues no tienen suficiente tiempo para reflexionar), quizás deban tener menos
contenido pero contenido de mayor calidad. Para Wilson [Wilson, B., 1995] un
entorno de aprendizaje debe contener como mínimo: al aprendiz y un espacio donde
el aprendiz actúa usando herramientas y dispositivos, coleccionando e
interpretando información, interactuando con otros, etc. Desde el punto de
vista del constructivismo, un entorno o ambiente sería un lugar donde los
aprendices pueden trabajar juntos y darse apoyo unos a otros así como usar una
variedad de herramientas y recursos de información en la obtención de metas de aprendizaje
y actividades de resolución de problemas.
Una definición más formal y genérica de entorno de
aprendizaje indica que es el espacio en donde se crean las condiciones para que
el individuo se apropie de nuevos conocimientos, nuevas experiencias, de nuevos
elementos que le generen procesos de análisis, reflexión y apropiación según
Avila y colegas [Avila, P. et al., 2001]. En una concepción más amplia,
para Schunk [Schunk, D., 1997], el entorno tiene que ver con la función de la
estructura y la organización del aula, la disposición de las actividades, el
agrupamiento de los estudiantes, la evaluación y las recompensas por el
trabajo, el establecimiento de la autoridad y la distribución del tiempo.
Se propone como definición de entorno de aprendizaje la
siguiente:
Un espacio adaptativo
(capaz de reconocer la habilidad cognitiva y preferencias de aprendizaje del
estudiante) y contextual que favorece el trabajo independiente y autónomo del
estudiante, con la finalidad de ofrecer enfoques no secuenciales que fomenten
la libre asociación de ideas.
Un entorno de este tipo debe satisfacer las expectativas
de los estudiantes y no estar sobrecargado, también debe basarse en la
participación y responsabilidad del alumno, tener en cuenta los diferentes
tipos de inteligencia (que son: lingüística, lógica, musical, quinestésica,
visual, espacial, interpersonal, intrapersonal según Cope [Cope, M., 2001]).
Este último aspecto también es destacado por Dickinson [Dickinson, D., 2001].
Para Hiltz [Hiltz, S., 1995] se debe considerar la riqueza del medio (en una
clase común se ven las caras, gestos, tonos de voz). También debe ser presentar
un concepto desde distintas perspectivas y ejemplos, y brindar además
ejercicios de autocomprobación.
Los entornos de aprendizaje están cambiando. Los nuevos
escenarios plantean desafíos técnicos y pedagógicos a los que las instituciones
de educación superior deben responder. Los roles de los profesores, alumnos y
personal de apoyo deben adaptarse a los nuevos entornos, refiere Islas [Islas, E.,
2001]. Wilson [Wilson, B., 1995] señala que los componentes principales de un
entorno, citando a D. Perkins, son:
- bancos de información: repositorios de información,
ejemplos: libros, videos, maestros, cassettes;
- “símbolo pads”: superficies para la construcción y
manipulación de símbolos y lenguaje, ejemplos: cuadernos, tarjetas,
procesadores de texto, programas de dibujo y de bases de datos;
- “fenomenaria”: áreas para presentación, observación y
manipulación de fenómenos, ejemplos: acuarios, “Sim City”;
- kits de construcción: similar al “fenomenaria”, pero no
tienen contraparte en el mundo real, ejemplos: “Lego”, software de uso
matemático y - manejadores de tarea: realiza las funciones de control y
supervisión, indica las tareas, da apoyo, retroalimentación. Muchas veces esta
tarea la realiza el profesor.
En [JISC, 2000] se señala que los componentes principales
de un entorno de aprendizaje virtual son:
1. “Mapeo” del currículum en elementos que puedan ser
validados y registrados;
2. Registro de la actividad del estudiante y logros;
3. Soporte en línea incluyendo acceso a recursos de
aprendiza je, evaluación y guía ;
4. Soporte de tutoría y de pares;
5. Comunicación, incluyendo correo electrónico, discusión
de grupos, acceso a Web y
6. Vínculos a otros sistemas.
Otros elementos a tener en cuenta son:
1. ¿se han establecido claramente los objetivos para el
uso del entorno?
2. ¿qué recursos son necesarios para implementar y
soportar el sistema? ¿Qué capacitación es necesaria?
3. ¿cuáles son los costos del sistema? Goñi [Goñi, J.,
2000] señala que se debe considerar la socialización, teniendo presente el
ámbito de variedad de relaciones que se puede establecer. Debe tenerse también
un sistema de información sobre la planificación de tareas, para asignar
recursos, medir esfuerzos y dedicaciones estableciendo indicadores de progreso;
un sistema de estándares y de valoración de las unidades didácticas; y los aspectos
ya citados de un sistema de apoyo (ayudas, guías, consultas) y un sistema de
evaluación.
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