Para Dhand
(1994:149), las habilidades de pensamiento que convierten a un estudiante en un
pensador crítico es decir, capaz de pensar, sentir y actuar en su sociedad y en
su mundo son las siguientes:
a) preguntar
y responder para clarificar cuestiones, problemas, etc.
b) comprobar
la consistencia interna de una información,
c) deducir y
juzgar deducciones,
d) descubrir
sesgos en las fuentes conocidas,
e) descubrir
información irrelevante,
f)
determinar la validez y la confianza de las fuentes,
g)
determinar si los hechos justifican o apoyan una generalización,
h)
distinguir entre hechos y juicios de valor,
i)
distinguir entre lo esencial y lo incidental,
j)
distinguir entre reivindicaciones justificadas y no Justificadas,
k) utilizar
y reaccionar ante calificaciones falaces de manera apropiada,
l)
identificar información ambigua,
m)
identificar, plantear y examinar suposiciones,
n)
identificar el tema o problema central,
o)
identificar afirmaciones no justificadas,
p) juzgar la
exactitud y la falsedad de las fuentes,
q) juzgar la
solidez de un argumento,
r) controlar
su propio pensamiento,
s) reconocer
inconsistencias, y
t) reconocer
la adecuación de los datos al problema.
Estas
habilidades, y el proceso de su enseñanza y aprendizaje, no son sustancialmente
diferentes de las que implican otras propuestas relacionadas con la formación
del pensamiento de orden superior tales como el pensamiento creativo, la toma
de decisiones o la resolución de problemas (por ejemplo, Benejam/ Pagés, 1988; Domínguez,
1994). En todos los casos, se trata de predisponer y preparar a los estudiantes
para que puedan hacer frente a los retos que les deparará el futuro desde el
conocimiento social. Se aconseja al profesorado la utilización de métodos y
recursos variados tales como los estudios de caso, la indagación guiada, las
analogías, las discusiones abiertas y los debates, los juegos de simulación y
de rol, etc. Se insiste en la conveniencia de fomentar el discurso ora l y
escrito del alumnado afín de facilitar la construcción de su propio lenguaje en
contextos en los que deba defender un punto de vista sobre una situación, dar
su opinión, juzgar la adecuación o la conveniencia de una fuente o de una
información, etc.
Un estudiante es Estudiante en la medida en que interactúa con el conocimiento. El estudiante es Estudiante en discusión, en lectura, en el sitio de estudio, y en su mente. Y ser Estudiante no es un estado pasivo, es un estado en movimiento, ya que el conocimiento moldea al Estudiante en su proceso de formación, y es el deber del Estudiante, como parte de su aprendizaje, buscar la reconciliación del conocimiento adquirido con la realidad que experimenta. Por eso estamos aquí; porque como Estudiantes sentimos la responsabilidad de cambiar el mundo.
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