PECHICHE ENGUALGURAO
Tributario tribuno del conocimiento,
de los pechichales, cascoles, duros como
el roble, en donde el sílice barricada de
las finas fibras, se come al vil acero fabricado.
En la copa de mirada al cielo sempiterno,
Habitan: guacharacas, quindes,
ardillas, cusumbíes y dios te dé,
saltimbanquis de rama en
ramerías,
vocería de trinos tweeteros en los frutos,
selva indómita, libertaria, guerrillera.
Escondidos en el ropaje del follaje
verde, cuna de millones de hojas,
El tesoro resume olor pechiche,
manjar dulce de frutos azabaches,
Abajo en el tronco de raíces embambadas,
la musguería, las congas, los bachacos,
desfilando con los frutos en filas militares.
La gualgura con su piar descarada a pleno día,
calcula la plusvalía para asaltar la selva
de los pechichales y cortarles el tronco,
millones de tablas y tablones maderables.
En otra vida la gualgura se llevaba a los niños
a la oquedad de la quebrada más profunda,
en plena modernidad, la
gualgurística,
aprendió a llevarse los fondos de terceros,
con truculencia aceptada por segundos,
el festejo inmoral del poder mediatizado,
aplaudidos, por mercenarios contratados,
gualgurillas pagadas difusoras de mentiras,
de repartos mal habidos, surrealistas,
metamorfoseada la fantasmal gualgura,
¡en escuálido, oligarca!